Gobierno Estatal impulsa la gestión ambiental en los municipios
| #Opinión | Un Premio Cuestionable: Reflexiones sobre el Escoba de Platino y su Impacto en San Luis Potosí y Querétaro
En la reciente ceremonia de entrega del galardón Escoba de Platino, tanto la capital de San Luis Potosí como la ciudad de Querétaro fueron premiadas por sus supuestos logros en la gestión de residuos sólidos y limpieza urbana. Este reconocimiento, que se presenta como un tributo a la excelencia en estos ámbitos, ha suscitado una serie de cuestionamientos que ponen en duda su verdadera validez y utilidad.
El galardón, otorgado por la Asociación Técnica para la Gestión de Residuos, Aseo Urbano y Medio Ambiente (ATEGRUS), se ha convertido en una plataforma que premia, principalmente, a las grandes ciudades. La capital de San Luis Potosí, bajo la administración de Enrique Galindo Ceballos, y Querétaro, bajo la gestión de Luis Nava, son ejemplos claros de cómo las ciudades con mayores recursos y capacidades técnicas tienen más posibilidades de obtener este reconocimiento. Esto deja en desventaja a las ciudades más pequeñas que, aunque enfrentan desafíos significativos en la gestión de residuos con presupuestos mucho más limitados, no tienen las mismas oportunidades para ser galardonadas. Esta disparidad plantea serias dudas sobre la equidad del premio y su capacidad para representar verdaderamente la excelencia en la gestión de residuos a nivel nacional.
La concesión de este galardón también se centra de manera desproporcionada en la limpieza de calles y la recolección de residuos, sin prestar suficiente atención a otros aspectos cruciales de la gestión de residuos, como la reducción, reutilización y reciclaje. Aunque mantener las calles limpias es un componente importante de la gestión de residuos, no debería ser el único criterio para un reconocimiento de este calibre. La falta de enfoque en prácticas más sostenibles y holísticas sugiere una visión limitada del premio, que podría promover soluciones a corto plazo en lugar de abordar los desafíos ambientales de manera integral.
Además, la transparencia en el proceso de evaluación del galardón ha sido una preocupación constante. A pesar de la importancia de este reconocimiento, la opacidad en los criterios de selección y la falta de información clara sobre el proceso de evaluación generan dudas sobre la objetividad del premio. Esta falta de claridad alimenta la percepción de que el Escoba de Platino podría ser un “galardón patito”, utilizado más como una herramienta de autopromoción para las administraciones municipales que como un verdadero reconocimiento de logros sustanciales en la gestión de residuos.
En este contexto, resulta particularmente preocupante el caso de la capital potosina. El Ayuntamiento, encabezado por Enrique Galindo Ceballos, renovó en 2023 una concesión por 15 años con la empresa Red Recolector S.A. de C.V. para el manejo de la basura generada en la capital. Esta concesión a largo plazo, aunque podría indicar una búsqueda de estabilidad en el manejo de residuos, también plantea preguntas sobre el compromiso con la mejora continua y la adaptabilidad de la gestión de residuos a nuevas tecnologías y métodos más sostenibles. La relación cercana entre la administración municipal y la empresa concesionaria podría ser vista como un intento de consolidar una solución que no necesariamente refleja las mejores prácticas en gestión de residuos, sino que asegura la continuidad de un modelo establecido.
En Querétaro, la situación también genera interrogantes. A pesar del reconocimiento recibido, no existe un marco nacional que valide y estandarice estos premios, lo que refuerza la percepción de que estos galardones podrían servir más para enaltecer administraciones locales que para ofrecer una evaluación objetiva y confiable de la gestión de residuos. Sin un sistema de reconocimiento a nivel nacional que considere las particularidades y desafíos de cada ciudad, el valor del galardón Escoba de Platino permanece en duda, especialmente cuando se utiliza como base para la promoción política.
En resumen, el galardón Escoba de Platino otorgado a las capitales de San Luis Potosí y Querétaro subraya la necesidad de una revisión crítica del premio y de su impacto en la gestión de residuos en México. La falta de participación equitativa de ciudades pequeñas, el enfoque limitado en la limpieza urbana, la falta de transparencia en la evaluación y la posible utilización del premio como herramienta de autopromoción ponen en entredicho su verdadera validez. Para que este reconocimiento sea significativo, es esencial que se reformulen los criterios y se adopte un enfoque más inclusivo y transparente que realmente refleje la excelencia en la gestión de residuos sólidos en todas sus dimensiones.