| #Opinión | San Luis Potosí: ¿En Podio de Sostenibilidad o en la Cima del Autoengaño?
En el teatro de las ciudades sostenibles, San Luis Potosí ha sido recientemente aclamada como la tercera ciudad líder en México por su cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). Pero, ¿representan estos números una genuina transformación o simplemente una mascarada estadística bien orquestada?
El reciente informe del IMCO sitúa a San Luis Potosí en un pedestal, celebrando avances en igualdad de género, crecimiento económico, y producción y consumo responsables. Sin embargo, una mirada crítica a los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) pinta un cuadro menos optimista. Según el INEGI, mientras algunas ciudades muestran avances tangibles en indicadores de desarrollo humano y económico, San Luis Potosí sigue lidiando con tasas de desempleo y desigualdad que apenas han mostrado mejoría sustancial.
Es más, en el espejo de la realidad, los números pueden ser engañosos. Por ejemplo, el INEGI reportó en 2023 que el 59.2% de los potosinos considera su calidad de vida como regular a mala, un contraste alarmante con la pintura idílica del IMCO. Este tipo de discrepancias arroja dudas sobre la sustentabilidad real detrás de los titulares y pone en cuestión la metodología y la objetividad de estos rankings.
No se puede negar que la etiqueta de ‘sostenibilidad’ se ha convertido en una moneda de cambio político, utilizada a menudo para embellecer gestiones municipales sin un cambio significativo en la infraestructura o en la calidad de vida de los ciudadanos. La situación en San Luis Potosí podría no ser la excepción. La gestión actual podría estar más interesada en acumular reconocimientos que en resolver problemas fundamentales como la pobreza y el acceso a servicios básicos.
El verdadero cambio sostenible es un proceso meticuloso y desafiante que va más allá de las métricas y los comunicados de prensa. Requiere una transformación real en la manera en que las ciudades gestionan sus recursos, educan a sus habitantes y planifican su crecimiento. Sin embargo, cuando los titulares de progresos se desvanecen, frecuentemente lo que queda es una realidad menos prometedora.
En lugar de celebrar prematuramente estos éxitos estadísticos, San Luis Potosí y sus líderes harían bien en centrarse en las métricas que realmente importan: aquellas que cambian vidas y construyen una base sostenible para las generaciones futuras. Hasta entonces, los informes del IMCO y similares deben ser tomados con cautela, como lo que a menudo son: más espectáculo que sustancia.