Ayuntamiento de Soledad inicia consulta ciudadana para elaborar el plan
Lila Downs y el teatro de marionetas de Corea hacen vibrar y sentir al público del 50 FIC
La jornada del 50 Festival Internacional Cervantino (FIC) continuó este jueves con ArtstageSAN: el teatro de títeres procedente de Corea, país invitado de honor, la música de la mexicana Lila Downs, el Proyecto Sonidero, la Estudiantina de la Universidad de Guanajuato y el show de cabaret a cargo de Las Reinas Chulas.
Primero, el grupo originario de Corea, ArtstageSAN, dio la presentación de su obra Dallae Story la tarde de ayer en el Teatro Principal de Guanajuato.
El grupo fundado en 2001 usa marionetas para sus representaciones. La historia trata de una pequeña llamada Dallae, quien debe enfrentar junto a su familia las dificultades de la guerra de Corea.
El espectáculo está más enfocado a lo visual y no a lo verbal, ya que no hay diálogos entre los actores. Sin embargo, esto no es impedimento, ya que, a través de gestos, suspiros, risas, movimientos del cuerpo de los actores, proyecciones de sombras y sonidos logran transmitir variados sentimientos.
Una pareja de actores interpreta a los padres de Dallae. En el escenario, con ayuda de las sábanas de un tendedero de ropa, los intérpretes quedan detrás y dan vida a sus contrapartes de tela, con los cuales alternan algunas escenas. Al poco tiempo, la escena deja de ser ambientada con una música infantil y relajante, para cambiar a sirenas antiaéreas, motores de aviones de guerra y sonidos de metralletas.
ArtstageSAN es la muestra de que se puede hacer un verdadero teatro sin necesidad de tener voluminosos escenarios, estruendosas bandas musicales, infinidad de actores o extensos guiones, sino que basta con tener personas talentosas y comprometidas con sus papeles, con la habilidad para expresar distintos sentimientos sin el uso de palabras.
Por otro lado, la noche de ayer jueves comenzó con el concierto de Lila Downs en la Alhóndiga de Granaditas. Ante una explanada y calles aledañas llenas, la cantante y compositora invitó a bailar al público con sus cumbias y estremeció con sus desgarradores temas de amor, de recuerdos y protesta.
El concierto, uno de los más esperados del FIC 50, convocó a decenas de personas quienes, ansiosas por ver a la artista oaxaqueña, gritaron con tan solo ver aparecer su silueta en el escenario. A los primeros acordes se sumó su voz estremecedora para interpretar Yo ya me voy, cuyas letras hablan de la añoranza al estar lejos de casa. De ahí pasó a algo más festivo con el Son de chile frito y la cumbia La campanera, temas en los que se hizo acompañar de bailarines con trajes tradicionales y que pusieron a bailar al público.
Después pasó a una canción que, según recordó, cantó la primera vez que se presentó en el festival, en este mismo escenario, a finales de los años 90: La Martiniana, un conmovedor son tradicional del Istmo de Tehuantepec, y que esta vez cantó con el cuarteto Barro Negro. Con esta agrupación también interpretó Tirineni Tsisiki, canción en purépecha inspirada en la flor de cempasúchil.
Más adelante, el mariachi femenil Nuevo Tecalitlán salió al escenario para interpretar con Lila el clásico El último trago, de José Alfredo Jiménez. Junto a estas dos agrupaciones invitadas también cantó Cucurrucucú paloma.
Como en todas sus presentaciones, la cantante de origen oaxaqueño y ascendencia estadounidense reivindicó desde el escenario su identidad cultural diversa, con la cual defiende la idea de crear “diálogos entre culturas”.
“Es muy importante educar a las personas sobre quiénes somos; enfrentamos todo tipo de prejuicios, a veces porque eres o no eres blanca o porque no eres muy bonita o alta, siempre hay algo en lo que podemos fijarnos, y a veces hay diferentes realidades de las que uno tiene que contar y traducir”, dijo en entrevista para el FIC. Y eso lo dejó claro esta noche al sumar en su repertorio una de sus nuevas canciones, Mirror, escrita en inglés durante la pandemia.
En un momento del concierto, en una muestra de generosidad, la cantautora invitó al escenario a una joven seguidora suya a interpretar un fragmento de su canción Alcoba azul, acto aplaudido por el público. Al final, además de gritar vivas a Guanajuato y al Cervantino, la cantante regaló otros temas, como Mezcalito y Vámonos, esta última acompañada de mariachi.
Para seguir con los ritmos latinos, la noche continuó en Los Pastitos, donde el público sintió la emoción que el Proyecto Sonidero, con el gran Ramón Rojo Villa, pudo transmitir.
Todos los presentes esperaban a que la música comenzara cuando el fundador del grupo comenzó con su característico saludo de La Changa, dando la bienvenida y agradeciendo la invitación a tocar. Después de unos minutos cedió el escenario a su ahijado y compañero musical, Daniel Alvarado.
El público ya comenzaba a bailar cuando salieron algunos bailarines a escena para mostrar a la audiencia sus pasos y así invitarlos a bailar al ritmo de la cumbia.
Mandando saludos a personas, grupos, otros estados de la República y varias colonias de la Ciudad de México, especialmente a Tepito, lugar donde nació este proyecto, Ramón Rojo logró cautivar, alegrar y hacer bailar al público Cervantino.
Por otra parte, en la plaza de San Roque tuvo lugar la presentación de la Estudiantina de la Universidad de Guanajuato, la cual ha acompañado a sus habitantes y turistas en las calles de la capital guanajuatense durante décadas con el estilo musical clásico que la define.
Este recital nocturno contó con la peculiaridad de homenajear al cantante infantil Francisco Gabilondo Soler, mejor conocido como Cri Cri, quien ha seguido a los infantes mexicanos desde el siglo XX, con temas evocados a la niñez, la educación, así como temas que comparten valores y promueven los buenos hábitos de la infancia.
La estudiantina contó con la participación de un espectáculo acompañado de bailarinas de ballet e intervenciones músico-teatrales que nutrieron cada una de las letras de Cri-Cri.
En tanto que el público se vio animado por el dinamismo, la comicidad y la alegría de la estudiantina, características principales que han mantenido vigente a los grupos de este estilo entre los favoritos para disfrutar de música clásica bajo otro concepto de entretenimiento.
El público cervantino pudo disfrutar de este homenaje con temas como Caminito de la escuela, El Fantasma, La Muñeca Fea, Las brujas y por supuesto El Ratón vaquero, El negrito bailarín y El rey de chocolate, en su mayoria con interpretaciones cómico-teatrales que la misma estudiantina interpretó con sus disfraces.
Para cerrar las actividades de este jueves, anoche Las Reinas Chulas hicieron la presentación de su espectáculo de cabaret A Chuchita sí la bolsearon, sí la llevaron al baile y sí le hicieron de chivo los tamales.
En el escenario El Trasnoche, las humoristas Cecilia Sotres, Nora Huerta, Ana Francis Mor y Marisol Gasé dieron vida a cuatro mujeres telefonistas quienes trabajaban en México en la década de 1960.
Para ello, las comediantes realizaron previamente diversas entrevistas a telefonistas de aquella época, con el fin de preparar lo mejor posible sus interpretaciones y el contexto para ello.
Y es que el montaje ofrece un recorrido histórico desde la década de 1960 hasta los primeros años del nuevo milenio en México a través del relato de las historias de vida de cuatro mujeres telefonistas, quienes son testigos de las llamadas que deben enlazar.
En ellas, logran escuchar los más oscuros hechos históricos de la historia contemporánea de nuestro país: el movimiento estudiantil de 1968, los halcones, el espionaje gubernamental, entre otros.
Con base en los cambios de vestuario de nuestras protagonistas es como podemos apreciar el avance del tiempo. Pasan de hablar de criticar desde una postura conservadora y religiosa temas como la liberación femenina, el voto de la mujer o la pastilla anticonceptiva, hasta criticar a expresidentes o sucesos como la matanza de Acteal.
A través de un videoarte proyectado en pantallas dispuestas a los costados podemos apreciar detalles como los temas de apertura de telenovelas y escenas de programas de televisión, como el de Paco Malgesto, así como otros eventos emitidos por la televisión, cómo el último informe de gobierno de José López Portillo, un diálogo con estudiantes de Luis Echeverría o la visita del Papa a México en 1979.
La obra termina con nuestros personajes lamentándose por la muerte de su sindicato, a la vez que hacen referencias a la tecnología como los mensajes de WhatsApp.